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NEUMONÍA

La neumonía es un tipo de infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Estos están formados por pequeños sacos, llamados alvéolos, que en las personas sanas se llenan de aire al respirar. Los alvéolos de los enfermos de neumonía están llenos de pus y líquido, lo que hace dolorosa la respiración y limita la absorción de oxígeno.

EpidemiologÍa

En Colombia, la neumonía es la cuarta causa de egreso hospitalario en pacientes mayores de 60 años, y es responsable de más de 70.000 egresos hospitalarios anuales; con una mortalidad que puede variar entre el 4 % y el 20 %, dependiendo de las comorbilidades y el tipo de germen.

La neumonía es una infección del parénquima pulmonar. A pesar de ser una causa de morbilidad y mortalidad importante se diagnóstica a menudo con imprecisión, se trata de forma errónea y se subestima. Históricamente, se clasificó como extrahospitalaria o adquirida en la comunidad, adquirida en el hospital o relacionada con un ventilador. Recién se introdujo una cuarta categoría: la neumonía asociada con los cuidados para la salud; esta categoría estaba destinada a abarcar aquellos casos de CAP que fueron causados por patógenos resistentes a múltiples fármacos por lo general asociados con HAP. 

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Fisiopatología

La neumonía es consecuencia de la proliferación de microorganismos a nivel alveolar y la respuesta contra ellos es desencadenada por el hospedador. Hasta fecha reciente, se pensaba que los pulmones eran estériles y que la neumonía era consecuencia de la introducción de patógenos potenciales. Por lo general esta introducción ocurría a través de microaspiración de microorganismos orofaríngeos hacia las vías respiratorias bajas. Si tales microorganismos superan los mecanismos inmunitarios innatos y adaptativos podría originarse un síndrome clínico de neumonía.

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Manifestaciones clínicas

El individuo a menudo tiene fiebre y taquicardia, o antecedentes de escalofríos y sudación. La tos a veces es productiva y expulsa esputo mucoso, purulento o hemoptoico.  Según la gravedad de la infección, el individuo a veces puede decir frases completas o quedarse sin aliento. Si hay afectación de la pleura puede surgir dolor pleurítico. Incluso 20% de los pacientes puede mostrar síntomas del aparato digestivo como náuseas, vómito o diarrea; otros síntomas son fatiga, cefalea, mialgias y artralgias.

 Es frecuente observar taquipnea y uso de músculos accesorios de la respiración. La palpación revela un frémito táctil más intenso o disminuido, y en la percusión pueden variar de mates a destacables, y son reflejo de la consolidación subyacente y la presencia de líquido pulmonar y pleural, respectivamente. En la auscultación se perciben a veces estertores crepitantes, ruidos bronquiales y quizá un frote pleural. La sintomatología inicial quizá no se manifieste de manera clara en el paciente senil, quien puede mostrar al inicio confusión psíquica reciente o empeoramiento de la misma y otras manifestaciones escasas. Los individuos graves que tienen choque séptico a consecuencia de CAP muestran hipotensión y a veces signos de insuficiencia orgánica

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Tratamiento

Algunos enfermos pueden tratarse en su hogar y otros necesitan la atención dentro de un hospital, pero a veces es difícil esta decisión. Los medios para evaluar de manera objetiva el riesgo de resultados adversos, incluyendo enfermedad grave y muerte, pueden hacer que se lleven al mínimo las hospitalizaciones innecesarias e identifiquen a las personas. Aunque existen distintas reglas de predicción, dos son las más frecuentes: el índice de gravedad de neumonía (PSI, Pneumonia severity index), un modelo pronóstico que permite identificar individuos con poco peligro de fallecer y los criterios CURB-65 que valoran la gravedad de la enfermedad.

Al iniciar el tratamiento, el médico rara vez conoce el origen de CAP, razón por la cual las primeras medidas son empíricas y con ellas se busca abarcar en su espectro a todos los microorganismos causales más frecuentes. En todos los casos se inicia a la mayor brevedad posible la antibioticoterapia.

Para aquellos pacientes sin enfermedades asociadas ni factores de riesgo de resistencia, las guías clínicas recomiendan la administración de amoxicilina o doxiciclina solas. La monoterapia con amoxicilina se basa en evidencia de su eficacia en el tratamiento de pacientes hospitalizados con neumonía extrahospitalaria.

Además del tratamiento antimicrobiano apropiado, deben usarse ciertas medidas complementarias. La hidratación adecuada, oxigenoterapia para la hipoxemia, vasopresores y ventilación asistida cuando sea necesario, son fundamentales para el tratamiento exitoso. No se recomienda el uso sistemático de glucocorticoides para pacientes con neumonía extrahospitalaria, excepto en aquellos casos con choque séptico resistente al tratamiento.

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